La
noche del 5 al 6 de enero es la noche de Reyes, cuando vienen los Reyes Magos y nos
dejan los regalos rodeando nuestros zapatos que hemos limpiado mejor que nunca
para la ocasión y esperamos no recibir carbón.
Sigo
esperando esta noche con muchísima ilusión y ¡eso que no tengo hijos! De hecho,
yo vi al mismísimo Rey Baltasar saliendo por la ventana de mi habitación un
año. Aún hoy me pregunto cómo pudo hacerlo estando la persiana bajada y la
ventana cerrada pero yo le vi, de eso no tengo ninguna duda.
En mi
casa siempre cae algún regalo sorpresa y algo que nunca pedimos pero que no
puede faltar son las ¡chuches!,
siempre nos traen una bolsita con muchas chuches, siempre ¡menos el año pasado!.
Foto: "El Belén": Sandra Ramírez Ezpeleta |
Todos
los 6 de enero vamos a comer con mis padres y no abrimos los regalos hasta que
no hemos llegado todos (tampoco somos muchos, mis padres, mi hermana, su marido,
sus peques y yo). Bueno pues el año pasado, después de haber abierto los
regalos, mi hermana y yo seguíamos buscando otro paquete, cuando por fin fuimos
capaces de digerir que no había más nos salió de la boca la misma pregunta a
las dos a la vez:
Mi
hermana y yo: - ¡¿Y las chuches?!
Mis
padres: - ¿Qué chuches?
Mi
hermana y yo: - ¡Pues las chuches!, las
de todos los años. (Nuestras caras de decepción lo decían todo)
Mis
padres: - Ay hijas, es que
pensamos que a vuestra edad ya no os hacían ilusión y sólo pedimos en la carta para
Claudia (mi sobri, que el año pasado tenía 2 añitos y pico).
H y Y:
- ¿¿cómo que no nos hacen ilusión
las chuches??
y empezamos
a recordar anécdotas con las chucherías, como aquella vez que me escondí detrás
del sillón a comerme todas las golosinas antes de que mi hermana terminara con
las suyas para empezar a comerse las mías.
Mi
hermana siempre devoraba las suyas pero yo guardaba las mías para racionarlas y
que me duraran más tiempo, por lo que cada año tenía que buscar nuevos
escondites para que no se comiera mi hermana las mías también, aunque siempre
terminaba por encontrarlos.
Así que
ese año pensé que la mejor manera de que no se las comiera mi hermana era
comiéndomelas yo todas de golpe y sin que me viera hacerlo. Ja ja, mis padres y
mi hermana preguntándose ¿pero dónde
está Ana?, ¿si no ha podido salir de casa?, y yo callada y devorando
chuches escondida entre el sillón y la pared. Menos mal que me encontraron
antes de terminarlas sino seguro que me habría puesto mala.
Espero
que mis padres se acuerden este año de las caras de mi hermana y mías al ver
que nos habíamos quedado sin chuches y este año se hayan acordado de pedirlas
en su carta a los Reyes para nosotras y nos traigan otra vez.
Lo que
más ilusión me ha hecho es escuchar que la tradición de las chuches no se acaba
en mi hermana y en mi. Al preguntar a mi sobrina, que ya tiene 3 años y casi
medio qué quería que le trajesen los Reyes, contestó "Una piruleta y un pachús" (chupa-chups en su idioma
actual).
Al
final, por muchas cosas que queramos, lo que más ilusión nos hace son las cosas
más sencillas.
¿Habéis
sido buenos o por el contrario os van a traer carbón?
¿Qué
recuerdos y anécdotas tenéis de la Noche de Reyes?
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