Después de unas semanas trabajando y
justo cuando los días empiezan a acortarse, las noches son más fresquitas y las
piscinas han cerrado, tuve la suerte de irme de boda a la playa y no a
cualquier playa no, ¡a Almería!.
Siempre me ha gustado que mis amigos
se casen fuera de la ciudad en la que vivo y si es en otro país aún mejor, me
parece la excusa ideal para viajar y conocer otros lugares.
La primera boda a la que asistí
fuera de Madrid fue en Venezuela, en Isla Margarita.
Mis amigos Miguel y José residentes en Londres decidieron que era el lugar ideal para comprometerse de por vida con sus amigos como testigos. Nos avisaron con 1 año de antelación, así pudimos ahorrar para el viaje.
Mis amigos Miguel y José residentes en Londres decidieron que era el lugar ideal para comprometerse de por vida con sus amigos como testigos. Nos avisaron con 1 año de antelación, así pudimos ahorrar para el viaje.
Con Miguel y José en el año 2001 |
Alquilamos entre todos una casa, Las Hermanas,
desde donde cuando te levantabas o caías en el mar o caías en la piscina. Miguel
y José se casaron al atardecer. Llenamos el cenador de velas y de fondo sonaba
la maravillosa canción de Sade "By your side".
Al margen de lo bonita y romántica que
fue. Nos pasamos una semana muy divertida que, como no podía ser de otra manera
acabó con mi pelo lleno de trencitas a lo Bo Derek en "La Mujer 10".
(Aquí os iba a poner una foto pero no la he encontrado :-()
La boda de Almería, ha sido mucho
más convencional pero no menos romántica. La finca familiar está llena de
árboles frutales y la habían decorado enteramente con velas, las mesas tenían
el nombre de los árboles frutales de la finca y en cada una de ellas había una
acuarela pintada con el árbol que representaba. Tratándose del sur no faltó un
cuadro flamenco que te ponía los pelos de punta tanto la cantante, como el
guitarrista y la bailaora eran impresionantes ¡y eso que yo no soy nada
flamenca!.
Gracias a Carlos y a Teresa he
podido, además de ser testigo de cómo se casa el "incasable" de la
"pandi basurilla" y de estar con amigos a los que quiero mucho y a
los que no puedo ver demasiado, prolongar el verano disfrutando de unos días
más de playa en mi Mojácar del alma. Aunque casi acabo perdiéndome la boda del
tortazo que me pegué en la piscina del hotel, tuve suerte y todo acabó en unos
moratones.
A la izquierda al día siguiente de la caída a la derecha 6 días después |
Y a vosotr@s, ¿os gusta asistir a bodas
fuera de vuestra ciudad?
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