3/1/12

NOCHE DE REYES


La noche del 5 al 6 de enero es la noche de Reyes, cuando vienen los Reyes Magos y nos dejan los regalos rodeando nuestros zapatos que hemos limpiado mejor que nunca para la ocasión y esperamos no recibir carbón.
Sigo esperando esta noche con muchísima ilusión y ¡eso que no tengo hijos! De hecho, yo vi al mismísimo Rey Baltasar saliendo por la ventana de mi habitación un año. Aún hoy me pregunto cómo pudo hacerlo estando la persiana bajada y la ventana cerrada pero yo le vi, de eso no tengo ninguna duda.
En mi casa siempre cae algún regalo sorpresa y algo que nunca pedimos pero que no puede faltar son las ¡chuches!, siempre nos traen una bolsita con muchas chuches, siempre ¡menos el año pasado!.
Foto: "El Belén": Sandra Ramírez Ezpeleta
Todos los 6 de enero vamos a comer con mis padres y no abrimos los regalos hasta que no hemos llegado todos (tampoco somos muchos, mis padres, mi hermana, su marido, sus peques y yo). Bueno pues el año pasado, después de haber abierto los regalos, mi hermana y yo seguíamos buscando otro paquete, cuando por fin fuimos capaces de digerir que no había más nos salió de la boca la misma pregunta a las dos a la vez:
Mi hermana y yo: - ¡¿Y las chuches?!
Mis padres: - ¿Qué chuches?
Mi hermana y yo: - ¡Pues las chuches!, las de todos los años. (Nuestras caras de decepción lo decían todo)
Mis padres: - Ay hijas, es que pensamos que a vuestra edad ya no os hacían ilusión y sólo pedimos en la carta para Claudia (mi sobri, que el año pasado tenía 2 añitos y pico).
H y Y: - ¿¿cómo que no nos hacen ilusión las chuches??
y empezamos a recordar anécdotas con las chucherías, como aquella vez que me escondí detrás del sillón a comerme todas las golosinas antes de que mi hermana terminara con las suyas para empezar a comerse las mías.
Mi hermana siempre devoraba las suyas pero yo guardaba las mías para racionarlas y que me duraran más tiempo, por lo que cada año tenía que buscar nuevos escondites para que no se comiera mi hermana las mías también, aunque siempre terminaba por encontrarlos.
Así que ese año pensé que la mejor manera de que no se las comiera mi hermana era comiéndomelas yo todas de golpe y sin que me viera hacerlo. Ja ja, mis padres y mi hermana preguntándose ¿pero dónde está Ana?, ¿si no ha podido salir de casa?, y yo callada y devorando chuches escondida entre el sillón y la pared. Menos mal que me encontraron antes de terminarlas sino seguro que me habría puesto mala.
Espero que mis padres se acuerden este año de las caras de mi hermana y mías al ver que nos habíamos quedado sin chuches y este año se hayan acordado de pedirlas en su carta a los Reyes para nosotras y nos traigan otra vez.
Lo que más ilusión me ha hecho es escuchar que la tradición de las chuches no se acaba en mi hermana y en mi. Al preguntar a mi sobrina, que ya tiene 3 años y casi medio qué quería que le trajesen los Reyes, contestó "Una piruleta y un pachús" (chupa-chups en su idioma actual).
Al final, por muchas cosas que queramos, lo que más ilusión nos hace son las cosas más sencillas.
¿Habéis sido buenos o por el contrario os van a traer carbón?
¿Qué recuerdos y anécdotas tenéis de la Noche de Reyes?

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